En el contexto socioeconómico actual, el mercado ha experimentado un incremento exponencial de la competencia, así como de la exigencia de los consumidores. Los clientes hace tiempo que dejaron de ser meros sujetos pasivos, como así lo apuntaba Philip Kotler en ‘los 10 principios del nuevo marketing’. Ante el aumento creciente de oferta, han adquirido voz y voto y están dispuestos a usarlos.
Los distribuidores y retailers han de ponerse al día para evitar quedarse atrás y ser engullidos por un mercado en constante evolución. Para conseguirlo, el principal objetivo es ganarse – o en algunos casos mantener – la confianza de sus clientes.
Tal y como apunta el periódico Expansión, para ganarse la confianza de los stakeholders, reforzar la imagen de seguridad entre el público objetivo y desmarcarse de la competencia, las empresas pueden adquirir una certificación o sello de calidad.
Qué son las certificaciones de calidad y para qué sirven
Según la definición estándar, la certificación de calidad es el resultado de una serie de procesos que garantizan que la fabricación de un producto o la gestión de un servicio cumplen con unas normas y reglas preestablecidas por un organismo regulador.
Es importante destacar que existen diferentes certificaciones y que no todas son aptas para todos las empresas o sectores, pero eso lo detallaremos más adelante.
Aunque las certificaciones son voluntarias, muchos negocios optan por esta solución para asegurar a sus clientes la calidad de los productos o servicios que están a punto de adquirir.
No obstante, obtener una certificación de calidad no es tarea fácil. Generalmente, los procesos de obtención son largos y requieren de la implicación de gran parte de la plantilla de la empresa.
Cuáles son las certificaciones de calidad más conocidas
Como ya hemos mencionado, los sellos de calidad sirven para mejorar la confianza del consumidor y, en consecuencia, aumentar la reputación de la empresa o negocio. El organismo más conocido internacionalmente en lo referente a certificados es el International Organisation for Standardization (ISO), aunque existen muchos otros.
Hay diferentes tipos de certificaciones de calidad pero a continuación hablaremos sólo de las que aplican a distribuidores y retailers.
- ISO 9001 – Gestión de calidad
La norma ISO 9001 es la certificación más prestigiosa a nivel internacional. A ella puede optar cualquier tipo de negocio, de cualquier tamaño, aunque tiene más uso entre las pequeñas empresas porque se centra en las relaciones entre cliente y proveedor.
Esta norma se apoya en tres principios básicos: un fuerte enfoque en la satisfacción del consumidor, cómo de involucrados están los empleados, incluyendo a la gerencia de la compañía y la mejora continua de la empresa.
En la actualidad, hay más de un millón de compañías certificadas con ISO 9001 en más de 170 países en el mundo.
- UNE 175001 – Calidad comercial
La norma UNE 175001 está también enfocada en el pequeño comercio y se compone de una serie de herramientas que son clave para este tipo de negocios y que demuestran el compromiso de mejora continua de la empresa.
Son aplicables a una amplia variedad de actividades comerciales y tienen una validez de tres años.
- GMP-ISO 22716
La normativa GMP-ISO 22716 establece el marco de calidad para la producción, el control, el almacenaje y distribución de los productos cosméticos.
Esta guía nace para dar respuesta a la normativa de la Unión Europea 1223/2009 que exige que los productos cosméticos se elaboren dentro de unas ‘Buenas Prácticas de Fabricación (BPF)’ – o ‘Good Manufacturing Practices’ en sus siglas en inglés.
Aunque establece el foco en los fabricantes, su objetivo es reforzar la confianza de distribuidores y consumidores finales en los productos de cosmética.
- Certificación I+D+i
Una de las garantías de calidad más punteras en los últimos años en la Ia certificación I+D+i: gestión de calidad.
Entre las principales ventajas de esta certificación de calidad es que promueve los beneficios fiscales de las empresas que inviertan en actividades de investigación y desarrollo, así como innovación tecnológica.
Cómo conseguir una certificación de calidad
Conseguir una certificación de calidad no es un proceso liviano. Más bien al contrario, es probable que sea largo y que requiera de la colaboración de los distintos departamentos de la empresa.
Sin embargo, supone una oportunidad para revisar y mejorar todos los procesos de un negocio y de fomentar el compromiso de toda la organización.
- El primer paso sería analizar las diferentes certificaciones disponibles y los requisitos establecidos por el organismo regulador.
- Una vez que esté claro qué se solicita, se puede adjudicar, e incluso delegar ciertas tareas. Estos empleados deberán ser capaces de trabajar con autonomía y la cooperación del resto para implementar las acciones necesarias.
- Antes de remitir la información se puede llevar a cabo una auditoría interna para verificar que todo está de acuerdo a los estándares exigidos. No obstante, este paso será opcional.
- Finalmente, el organismo competente pondrá en marcha la auditoría externa por la que se revisará que los procesos – cualquiera que sea en función del certificado – esté conforme a lo establecido. Si el auditor encuentra fallos, establecerá un plazo para subsanarlos, así como una fecha para una nueva auditoría. En caso contrario, la empresa recibirá el certificado de calidad que tendrá una validez determinada.
Una vez pasado el plazo de validez, el proceso ha de volver a empezar para poder renovar la certificación. No obstante, esta vez, con las acciones implementadas en marcha, el procedimiento será mucho más fácil.
Qué beneficios aporta la certificación de calidad y cómo sirven para reforzar la RSC de las empresas
Llegados a este punto, los beneficios de los certificados de calidad parecen claros:
- Confianza del consumidor o cliente
- Mejora de la competitividad empresarial
- Impulso para la mejora e innovación empresarial continua
- Proceso de retroalimentación y ayuda a la asertividad empresarial
- Mejora de la imagen por parte de los stakeholders.
Además de las ventajas directas, los innumerables beneficios indirectos de obtener una certificación de calidad para ganarse la confianza del consumidor hacen que poner en marcha este proceso merezca la pena por completo.